Patogénesis
El cartílago articular tiene dos funciones importantes: permitir el movimiento articular -prácticamente sin fricción- y actuar como un absorbente de traumas al transmitir las cargas a toda la superficie articular y a los tejidos que la rodean.
La artrosis es el resultado de factores mecánicos y biológicos que desestabilizan el acoplamiento normal entre la degradación y la síntesis por los condrocitos -células del cartílago- de la sustancia extracelular del cartílago articular y del hueso subyacente -subcondral-. El 90% de la composición del cartílago está formado por sustancias que se denominan proteoglicanos y colágeno; este último es degradado lentamente porque su vida media es de muchos años. Además, las situaciones que generan alteración biomecánica del cartílago contribuyen a la aparición de la OA.
Clínica
Los estadios iniciales de osteoartritis son clínicamente asintomáticos. Existe escasa correlación entre los síntomas clínicos y las alteraciones de la integridad del cartílago; por otra parte, la más estrecha es la que se observa en la artrosis de cadera, seguida por la de rodilla.
El dolor es el síntoma que sugiere el diagnóstico de OA. Al principio, suele comprometer una articulación y después otras. Esa dolencia que ocasiona la artrosis no proviene de la destrucción del cartílago sino del compromiso inflamatorio de las estructuras vecinas de soporte, como músculos o ligamentos. El sufrimiento es descripto como profundo y está acompañado por rigidez articular que sigue a períodos de inactividad; por ejemplo, al levantarse de la cama en la mañana o al incorporarse de una silla se agrava porque se utilizan las articulaciones comprometidas y puede irradiarse o referirse a las estructuras vecinas. La duración de la rigidez siempre es breve -no supera los 30 minutos-. Al inicio se alivia con reposo, pero a medida que la enfermedad avanza es persistente e interfiere con las actividades diarias, el sueño o, incluso, no responde al uso de analgésicos comunes. Dependiendo de la etapa de la enfermedad, el paciente puede notar disminución del movimiento articular, hinchazón y hasta inestabilidad articular y deformidades. Asimismo, la presencia de calor local corresponde a diversos grados de derrame articular. En estadios avanzados puede existir atrofia muscular alrededor de la articulación afectada debido al desuso o a una inhibición que se da como reflejo de la contracción muscular.
La artrosis de columna puede determinar estrechamiento de la médula espinal, lo cual ocasiona dolor en los miembros inferiores y claudicación al deambular con alta probabilidad de caídas. Es imprescindible destacar que, a pesar de que la OA evoluciona hacia una enfermedad grave, no ocasiona la aparición de fiebre, anemia o adelgazamiento.
En la próxima actualización encontrarás otros puntos fundamentales que están englobados en esta temática. Podrás conocer sobre el diagnóstico y las distintas modalidades de tratamiento para la osteoartritis.
Dr. Oscar López
Médico de SUAT