Características
La intoxicación alimentaria es la forma más común de botulismo a nivel mundial; es consecutiva a la ingestión de alimentos que contienen la toxina preformada. La mayoría de las veces se trata de conservas caseras o alimentos precocinados y solamente de manera ocasional de conservas comerciales. La producción de la toxina implica que los procedimientos de preparación han sido ineficaces para evitar la contaminación con esporas, los sistemas de esterilización de conservas inadecuados para destruirlas y/o las condiciones de conservación han permitido su germinación, multiplicación y producción. Las conservas que con mayor frecuencia dan lugar a brotes son las vegetales debido a la la fácil contaminación de esos alimentos a partir del reservorio telúrico. Son particularmente peligrosas las conservas neutras o alcalinas -como los espárragos y morrones-. De los alimentos de origen cárnico tienen importancia la carne de cerdo y los pescados. La presencia de toxina botulínica habitualmente no se acompaña de alteraciones en el aspecto, olor o sabor de los alimentos. Uno de los indicios que pueden ser de ayuda es cuando se nota una hinchazón de la lata que es producida por gas.
El botulismo de heridas se produce por infección con esporas ambientales. La mayoría de las heridas pre-botulínicas son traumáticas pero la enfermedad también se ve con frecuencia asociada a heridas en pacientes adictos a drogas intravenosas.
Desde el punto de vista clínico, en la intoxicación alimentaria el período de incubación varía entre unas horas y 8 a 10 días, aunque lo más frecuente es entre uno y tres días. El cuadro puede ser de leve a mortal y se caracteriza por la aparición de manifestaciones neurológicas musculares -pérdida de fuerzas hasta la parálisis-. Las manifestaciones de la enfermedad comienzan por la cabeza y cuello y sigue por la afectación descendente del resto del cuerpo. Los síntomas y signos más comunes son: debilidad general, visión doble, visión borrosa por dificultad en la acomodación y sequedad de ojo, dificultad para tragar, sequedad de boca, lengua y faringe, estreñimiento, náuseas y vómitos. En la mayoría de los casos la muerte sobreviene por fallo respiratorio debido a la afectación de músculos respiratorios o neumonía. En caso de curación, la convalecencia es muy gradual y lenta que dura varias semanas o meses.
Diagnóstico
Ante la sospecha de un brote de toxiinfección alimentaria se debe seguir un conjunto de procedimientos ordenados: 1) Obtención de datos personales. Información clínica de cada uno de los afectados y alimentos involucrados; 2) Envío rápido al Laboratorio de Bromatología -Intendencias Municipales- de un mínimo de 50 gr. de alimentos sospechosos, refrigerados y en recipientes estériles; 3) Envío rápido a Laboratorio de Microbiología Médica de 5 gr. de materia fecal o vómitos y suero de los pacientes.
El diagnóstico de botulismo es clínico, epidemiológico y microbiológico. En el caso de intoxicación alimentaria el diagnóstico se lleva a cabo evidenciando la toxina en suero, heces o vómitos del paciente o por la presencia de toxina en el alimento sospechoso y aislando el germen causal.
Tratamiento y prevención
El tratamiento abarca medidas que buscan eliminar el microorganismo y su toxina, además de mantener las funciones del huésped. En la intoxicación alimentaria, la toxina se puede neutralizar mediante el uso en forma precoz de antitoxina trivalente de origen equino y las medidas de sostén son esenciales, destacando el apoyo respiratorio mediante ventilación asistida. Esto ha permitido disminuir la mortalidad de un 70% en 1901 a cerca del 12% en los últimos años. En relación a la prevención, no deben consumirse alimentos sospechosos por las malas condiciones de la lata o el procesamiento insuficiente de las conservas caseras. La ebullición de las latas destruye la toxina pero no las esporas que es la forma en que la bacteria sobrevive.
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Dra. María Dutra
Médica de SUAT