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29.02.2024

Consejos médicos

Interacción entre los sistemas inmunitario, nervioso y endrocino durante el envejecimiento

En línea con el tema planteado en una edición anterior -sobre los cambios que se registran en esa etapa de la vida en materia de inmunidad, longevidad e inmunización-, en esta oportunidad se planteará la interacción neuroinmunoendocrina.

El inmunitario trabaja en conexión con otros sistemas reguladores del organismo, como lo son el nervioso y el endocrino. Y esta comunicación bidireccional se lleva a cabo gracias a la presencia de receptores en las células de cada uno de los tres sistemas.

Es precisamente en el sistema inmunitario donde se recepcionan los estímulos antigénicos -virus y bacterias, entre otros-, y además es el que les proporciona una respuesta y comunica esa información a los dos restantes. En tanto, ambos sistemas actúan como receptores de estímulos y sus mediadores llegan al inmunitario y le informan de la situación; de esta forma, toda incidencia que se pueda realizar en el sistema inmunitario repercutirá en los nervioso y endocrino, y viceversa.

Cabe agregar que las situaciones de estrés emocional, ansiedad o depresión se acompañan por una mayor posibilidad de padecer procesos infecciosos. Por el contrario, las situaciones agradables de la vida ayudan a superar enfermedades que tienen una base inmunitaria.

Al envejecer, estos sistemas se deterioran y también lo hace la comunicación entre ellos; por ende, la respuesta al estrés está deteriorada y repercute en una deficiente salud inmunitaria y del resto de los sistemas fisiológicos.

La respuesta inmunitaria es fundamental para el mantenimiento de la salud y también lo es para determinar la velocidad con la que cada persona experimenta su proceso de envejecimiento; en el caso de los pacientes longevos, hay evidencia de que mantienen un adecuado sistema inmunitario, lo cual les asegura una buena salud.

¿Cómo mejorar el sistema inmunitario en la vejez?

Es posible proponer estrategias que, incidiendo en las células del sistema inmunitario, puedan repercutir en el mantenimiento de una mejor calidad de vida, así como en una menor edad biológica y en una mayor longevidad.

En cuanto a la nutrición, la implementación de dietas con cantidades apropiadas de antioxidantes -vitaminas C y E, por ejemplo- ya sea en forma aislada o mediante mezclas nutricionales significarán una mejora del estado funcional del sistema inmunitario.

Por otro lado, la actividad física optimizará la función inmunitaria únicamente si se pone en práctica de manera regular y con una intensidad moderada; el ejercicio favorece la capacidad de aumentar las defensas antioxidantes de los leucocitos.

Si el sistema inmunitario se encuentra bien regulado, éste permitirá que el envejecimiento se desarrolle más lento y en mejores condiciones. En cambio, si no está bien regulado entonces podrá contribuir al estrés oxidativo e inflamatorio crónico, que es la base del proceso de envejecimiento, y acelerar su velocidad. Por otra parte, la valoración de ese sistema indicará cómo se está efectuando el proceso de envejecimiento, y si los factores del estilo de vida anteriormente mencionados pueden mejorar la función de las células inmunitarias.

Dr. Oscar López
Médico de SUAT

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