Educación sanitaria: Hay que programar un horario regular para ir al baño -preferentemente luego de las comidas y al despertar-, realizar adaptaciones en ese espacio de la casa, evitar esfuerzos intensos de defecación, y estimular la actividad física.
Medidas dietéticas: El plan nutricional tiene que aportar una cantidad de fibra de entre 15 y 25 gramos por día y asociando un adecuado consumo de líquidos -alrededor de 1,5 litros diarios-; estas acciones propician el ablandamiento del bolo fecal. Las fibras se encuentran fundamentalmente en las frutas y verduras, pero también existen preparados comerciales con semillas de plántago o psyllium.
Laxantes: Si fallan las medidas anteriores y si se conoce la causa del estreñimiento, entonces se iniciará un tratamiento sintomático con laxantes. La elección de éste se basará, principalmente, en el mecanismo de acción y en las características de la constipación. Los laxantes están indicados en los ancianos con atonía colónica, hemorroides, fisuras, alteraciones de la motilidad intestinal secundarias a fármacos, así como en individuos que deben evitar esfuerzos de defecación y los que se encuentran inmovilizados. En general, este tipo de medicamento actúa sobre la motilidad del intestino -bisacodilo-, la formación del bolo fecal -psyllium- o lubricando el tracto de salida -vaselina oral o supositorios-.
Rehabilitación del suelo pélvico: Es de elección cuando existe disfunción del suelo pélvico y para esto se emplea la biorretroalimentación; tiene por objetivo normalizar la sensación, la relajación y la contracción muscular, así como también mejorar la dinámica de la defecación. Este método requiere que el adulto mayor posea una buena capacidad funcional y mental.
Hidroterapia colónica: Consiste en un método que realiza el lavado completo del colon y es aplicado en casos de estreñimiento severo que no responden a los tratamientos anteriormente mencionados.
Cirugía: Se lleva a cabo en ciertas personas que cuentan con refractariedad al tratamiento médico y una vez que se haya descartado la existencia de hipomotilidad entérica generalizada y disfunción del suelo pélvico. Si no se presentan esas situaciones, entonces sí se recurre a la colectomía subtotal con anastomosis íleorrectal, pero se aclara que sus beneficios son inciertos.
Complicaciones ante la constipación crónica
Si la persona padece este problema se puede registrar una serie de complicaciones, entre las que se destacan las siguientes:
Se entiende por incontinencia fecal la incapacidad de retener el contenido intestinal, independiente de su consistencia, y es uno de los síntomas que determina un impacto negativo sobre la calidad de vida del adulto mayor; además, favorece la sobrecarga del cuidador.
La prevalencia oscila entre el 10 y el 20% a nivel comunitario, pero solamente la tercera parte de las personas hacen referencia a esta afección; en el caso de los ancianos institucionalizados, la prevalencia alcanza hasta el 50%.
Por lo tanto, es primordial tener presente que la incontinencia fecal determina un cambio en los hábitos sociales y en la conducta del individuo -incluso puede llegar a aislarse-. Al mismo tiempo, la asociación con incontinencia urinaria es frecuente, ya que comparten factores favorecedores para esto.
El diagnóstico y tratamiento de esta problemática dependerá del tipo de anciano y del lugar en el que reside. En el caso de que la incontinencia fecal sea un proceso irreversible, se deberán evitar las complicaciones locales; se debe considerar que la higiene local con toallitas húmedas y la utilización de barreras químicas -cremas de zinc- ayudan a disminuir esas lesiones locales. En personas dependientes, la limpieza rápida de la zona -luego de la evacuación fecal- evitará las complicaciones locales y regionales -como las úlceras por presión-.
SUAT te invita a que consultes con un especialista para asesorarte en profundidad sobre este tema y proporcionar el apoyo adecuado a las personas que lo necesitan, ya sea en tu núcleo familiar o social.
Dr. Oscar López
Médico de SUAT