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21.05.2013

Consejos médicos

La demencia. Parte 1

En las últimas décadas, la población mundial ha sufrido importantes cambios en su distribución por edades, principalmente, en los países desarrollados. La disminución de la mortalidad, el control de la natalidad y el aumento de la expectativa de vida hicieron posible que la población alcanzara edades superiores con mayor incremento de la franja que supera los 85 años. De manera concomitante con este incremento de la longevidad, han aparecido enfermedades ligadas a la edad; por lo tanto, el cambio demográfico está acompañado por cambios epidemiológicos. Se pasó de una época de enfermedades trasmisibles -como son las infecciosas- a enfermedades no transmisibles -como son las crónicas-. El conjunto de afecciones crónicas es lo que se conoce como comorbilidad y es la carga de ésta la que determina la aparición de los síndromes geriátricos. Las enfermedades que emergen con la edad son las relacionadas con pérdidas físicas y mentales. Dentro de estas últimas, la demencia es la enfermedad que determina una gran preocupación socio-sanitaria, ya que provoca incapacidad y aumentan los gastos sanitarios -los cuales son muy difíciles de asumir, tanto por los servicios de salud como por la familia-.

Definiciones y epidemiología

La demencia es un síndrome adquirido que se produce por una causa orgánica irreversible. Es capaz de provocar un deterioro persistente de las funciones de alta integración mental -como la memoria- que determina una declinación en las actividades de la vida diaria -ya sea personal, laboral o social- en personas que no padecen alteraciones del nivel de conciencia. Cabe destacar que el impacto en la función es lo que confirma el diagnóstico.

Se dice adquirida porque surge con los años, se la define como orgánica al implicar la existencia de una alteración a nivel del encéfalo -encefalopatía- e irreversible porque una vez que es diagnosticada no se puede regresar a la normalidad y, lo que es más grave aún, continúa avanzando. Adicionalmente, con el correr del tiempo se suman alteraciones psicológicas y del comportamiento que empeoran la discapacidad.

En cuanto a la epidemiología, el riesgo de padecer una demencia aumenta con la edad; a partir de los 65 años hay un incremento en su frecuencia. Además, existe consenso en relación a que tanto la incidencia -número de casos nuevos- y la prevalencia -número total de casos- se duplica cada cinco años.

Tipos de demencia

En primera instancia, es imperativo erradicar el término demencia senil. Se trata de un síndrome que puede ser causado por múltiples etiologías y, mayoritariamente en los ancianos, se interrelacionan. Hay varios tipos de demencia pero los más conocidos son: enfermedad de Alzheimer, vascular, mixta, Cuerpos de Lewy y fronto-temporal. Se abordará de manera global cada una de éstas; asimismo, en próximas ediciones se les dará mayor desarrollo.

  • Enfermedad de Alzheimer. Es un síndrome degenerativo primario de origen desconocido que se caracteriza por pérdida de la memoria de instauración gradual y continua y con afectación global del resto de las funciones de alta integración -lenguaje, orientación y atención, por ejemplo-. Esto repercute en las actividades laborales, sociales y personales. Si bien no se conoce totalmente cómo se produce, existe una pérdida de neuronas en sectores específicos del cerebro que llevan a una disminución del neurotransmisor llamado acetilcolina. Por otro lado, se han definido factores de riesgo: edad avanzada, sexo femenino, bajo nivel educativo, historia previa de depresión y traumatismo cerebral, entre otros. Junto a estos se encuentran las alteraciones genéticas que confieren cierta vulnerabilidad -son los llamados genes de susceptibilidad- y, entre ellos, se destaca la apolipoproteina E alelo 4 localizado en el cromosoma 19; su presencia incrementa el depósito de una proteína denominada beta amiloide que asocia un mayor desarrollo de placas neuríticas y marcado déficit colinérgico. Se ha descrito una forma precoz, poco frecuente -menor del 5 %-, que afecta a personas de entre 30 y 60 años y se asocia con alteraciones genéticas. El diagnóstico de presunción es clínico y el definitivo es el estudio anatomopatológico del cerebro. Se define por una atrofia de la corteza cerebral más acentuada en los lóbulos frontales, parietales y temporales y, desde el punto de vista microscópico, la presencia de ovillos neurofibrilares, placas seniles y angiopatía amiloidea.
  • Demencia vascular. Es la demencia secundaria a muerte neuronal debida a procesos isquémicos o hemorrágicos. Tiene mayor incidencia en pacientes con factores de riesgo vascular -como hipertensión arterial y diabetes-. La presentación clínica varía en función de la localización y magnitud de los infartos cerebrales. Posee un comienzo brusco, un deterioro progresivo escalonado, un curso fluctuante y signos neurológicos evidentes en el examen físico. Es habitual encontrar alteraciones en la marcha y rigidez desde el inicio del cuadro, a diferencia de la enfermedad de Alzheimer en la que aparece en etapas más avanzadas.
  • Demencia mixta. Es la concurrencia de alteraciones degenerativas y vasculares en el mismo individuo, de tal manera que aparecen síntomas y alteraciones en el examen físico de ambas enfermedades. Es habitual que un paciente con enfermedad de Alzheimer agregue elementos clínicos de alteración vascular; esto conlleva que la evolución de la enfermedad cambie su curso.
  • Demencia por Cuerpos de Lewy. Se determina por un deterioro cognitivo progresivo asociado a cognición y atención fluctuante, alucinaciones visuales y parkinsonismo. Con frecuencia está asociada con caídas recurrentes y síncope. La rigidez es muy común y el temblor de reposo es poco frecuente. Las modificaciones en el estado mental suelen preceder a las alteraciones de la motricidad. A nivel cerebral, hay inclusiones de Cuerpos de Lewy que se detectan con el microscopio.
  • Demencia fronto-temporal. Se destaca por un deterioro de las funciones de alta integración; es de inicio insidioso y progresión lenta, acompañado por alteraciones de la conducta, sociales, ejecutivas y del lenguaje en forma desproporcionado en relación con la altercación de la memoria. Si bien no son tan frecuentes, se las puede confundir con enfermedades psiquiátricas.
  • SUAT te acerca toda la información esencial para que sepas sobre esta enfermedad. De todas formas, ante la presencia de olvidos es recomendable que consultes de manera precoz con un especialista. En próximas ediciones se tratarán, con mayor profundidad, los tipos de demencia.

    Dr. Oscar López

    Médico de SUAT

    Palabras clave: demencia, tercera edad
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