Todos los niños poseen unas formaciones de tejido linfático -que se llaman adenoides y son parte fundamental de las defensas- en la faringe o garganta y en las fosas nasales; las más evidentes son las amígdalas. Los anatomistas llaman a esa agrupación de tejido el "anillo de Waldeyer". Se comprende su presencia y función teniendo en cuenta que es por la boca y la nariz que el niño se contacta de manera primaria con el medio ambiente -incluidas las bacterias y los virus potencialmente productores de enfermedades-. Este tejido crece con el niño y cumple con su función de detener los gérmenes; ese desarrollo es normal desde el nacimiento hasta la edad escolar. En el caso de que sea exagerado se le denomina hipertrofia adenoidea; el término equivalente es vegetaciones o vegetaciones adenoideas y es debido a su aspecto anatómico. Se trata del crecimiento exagerado que, al obstruir las fosas nasales y parcialmente la garganta, produce síntomas.
La causa de este crecimiento desproporcionado no se conoce realmente. Sin embargo, se sabe que ciertos factores influyen, como los siguientes: infecciones reiteradas de las vías respiratorias superiores, la presencia de alergias y una predisposición individual.
Síntomas
La mayoría se explica por la obstrucción de las fosas nasales y por las infecciones reiteradas:
Diagnóstico
El pediatra sospechará ante la presencia de los síntomas citados anteriormente en un niño de entre uno y tres años. Muchas veces al examinar a estos pequeños se comprueban unas amígdalas enormes -única parte notoria a simple vista del tejido adenoideo- que se tocan en la línea media.
Lo correcto es hacer una consulta con el otorrinolaringólogo; será la persona a cargo de ordenar una radiografía lateral de cara y cuello. Mediante esta forma se puede ver la obstrucción del paso de aire provocado por las vegetaciones. En ocasiones será necesario realizar una valoración especial de la afectación del sueño y las apneas a través de una polisomnografía.
Tratamiento
Vegetaciones no es sinónimo de cirugía, como se suele pensar. Con el paso del tiempo la tendencia normal es al retroceso en el tamaño de las vegetaciones y, por ende, disminuyen los síntomas o hasta, incluso, pueden desaparecer. Algunos especialistas acompañan esta disminución normal con tratamientos que incluyen: antialérgicos, gotas nasales y antibióticos para tratar las infecciones, entre otros.
En los contados casos en que por la intensidad de los síntomas, sobre todo las apneas del sueño, y cuando no se puede seguir aguardando hay que recurrir a la extirpación de la mayor cantidad de tejido adenoideo, esto se realiza bajo anestesia general y el procedimiento tiene por nombre "adenoidectomía". En la gran mayoría de las oportunidades, se trata de una intervención rápida y sin complicaciones. Los resultados suelen ser espectaculares: en cuestión de pocos días recuperan la respiración nasal, les cambia la voz, el sueño se hace más apacible, los cuadros infecciosos de vías respiratorias altas son menos frecuentes y mejoran el apetito y la alimentación. En muy raras ocasiones la intervención puede ser insuficiente y, como resultado, se repite el proceso.
SUAT te recuerda que tu pediatra es la persona idónea para aclararte todas las dudas relacionadas a este tema; se presenta como uno de los motivos de consulta más frecuentes en el preescolar. En caso de ser necesario, lo derivará al especialista para una mejor valoración y eventual tratamiento.
Dr. Rafael Decuadro
Pediatra de SUAT