Causas
Las investigaciones indican que existen factores genéticos y ambientales que contribuyen a la aparición de fobias. Las llamadas fobias específicas, que se explicarán detenidamente a continuación, están vinculadas al primer encuentro aterrador con el objeto o la situación que las provoca. No obstante, aún queda por saber si esta exposición inicial, que condiciona el comportamiento posterior, es un factor necesario o si las fobias pueden desarrollarse en personas genéticamente predispuestas.
Fobia específica
Se caracteriza por un gran temor a un objeto o situación que, en condiciones normales, no es peligroso. Por ejemplo:
Los individuos que padecen fobias específicas saben, perfectamente, que su temor es exagerado pero son incapaces de dominar la emoción que los embarga. Se diagnostica una fobia sólo cuando el miedo específico interfiere con las actividades cotidianas.
En relación a este tipo de fobia no se conoce ningún tratamiento con fármacos aunque, en algunos casos, se pueden recetar ciertos medicamentos -como antidepresivos de nueva generación- para ayudar a reducir los síntomas de ansiedad antes de que el individuo confronte una situación fóbica. El tratamiento ayuda cuando las fobias interfieren con la vida cotidiana y, por lo general, consiste en una terapia de tipo cognitivo-conductista denominada terapia de "desensibilización" o de exposición. La terapia consiste en exponer paulatinamente al paciente a los elementos que le provocan temor hasta que el miedo comienza a desvanecerse. Los ejercicios de relajación y respiración también contribuyen a disminuir los síntomas de ansiedad.
Fobia social
Se presenta como un trastorno de ansiedad en el que el individuo siente ansiedad e incomodidad significativas relacionadas con el miedo a verse en situaciones bochornosas, humillantes o de ser víctima de burlas en ocasiones sociales o al actuar en público. Aunque estas personas logren dominar el temor igual experimentan lo siguiente:
Este tipo de fobia se presenta comúnmente cuando la persona habla en público, al tratar con personas de mayor autoridad, cuando conocen a otros individuos, al usar baños públicos y al comer fuera de la intimidad de su casa.
Es importante discriminar la timidez de este trastorno; es muy común que se les confunda por las características que presentan. Los tímidos pueden sentirse realmente incómodos frente a otras personas pero no experimentan ansiedad extrema al anticipar una situación social y no evitan necesariamente las circunstancias que los cohíben. Por el contrario, los individuos que padecen el trastorno no son siempre tímidos y pueden sentirse, gran parte del tiempo, muy a gusto con algunas personas. La mayoría de los fóbicos sociales tratan de evitar las situaciones que les provocan temor o con las que no pueden lidiar, perturban la vida normal e interfieren con las relaciones profesionales y sociales. Suelen tener origen familiar y pueden manifestarse acompañadas por depresión y alcoholismo. A menudo comienzan en la primera parte de la adolescencia o incluso antes. Anualmente, cerca de 15 millones de estadounidenses, de entre 18 y 54 años, experimentan alguna forma de fobia social.
Agorafobia
Las personas que padecen esta fobia han sufrido, anteriormente, uno o varios ataques de pánico. Esos episodios se producen al azar y sin señales de advertencia; por lo tanto, la persona no puede predecir qué situaciones desencadenarán su reacción fóbica. La imprevisibilidad de los ataques de pánico hace que el individuo intente anticiparlos y acabe por tener miedo a cualquier situación. Como resultado, suele evitar todo tipo de lugar o circunstancias que antes le haya provocado ataques de pánico. Los que experimentan este trastorno a menudo terminan tan discapacitados que no pueden salir de sus casas. Existen otros agorafóbicos que se arriesgan a las situaciones potencialmente "fóbicas" pero sólo a costa de una enorme angustia y, por lo general, acompañados por un amigo de confianza o miembro de la familia. Al ser víctima de esta fobia suele desarrollarse depresión, fatiga, tensión, abuso de alcohol o drogas o padecer trastornos obsesivos que hacen indispensable un tratamiento.
SUAT promueve el cuidado de la salud física y mental. Por tal motivo, ante la presencia de cualquiera de estos síntomas no dudes en consultar con tu médico de confianza. Este trastorno ha ganado terreno en las últimas décadas y es importante saber detectarlo y enfrentarlo con la ayuda de un especialista.
Dr. Eduardo Caterino
Psiquiatra de SUAT
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