Primer semestre
Es de suma importancia entender que la leche materna se constituye como el alimento ideal y excluyente durante todo este período. Además, los bebés deberán recibir Vitamina D, ya que no está presente en la leche materna. Será necesario, principalmente, entre los meses de abril y noviembre porque la vitamina D se sintetiza en la piel expuesta a la luz solar y en estos meses hay menor exposición. Los prematuros y niños de raza negra deberían recibirla todo el año. Asimismo, el hierro será imprescindible porque es un elemento primordial para el crecimiento y desarrollo. Está presente en cantidades insuficientes en la leche materna así que debe administrarse a los niños nacidos de término desde los seis meses y a los prematuros desde los dos meses de vida.
En aquellos casos, muy acotados, en los que no se puede alimentar con el pecho se sugiere, en orden de preferencia, lo siguiente:
Las condiciones reales que pueden impedir una lactancia materna son contadas con los dedos de una mano. El profesional valorará la indicación de alimentación artificial en cada caso.
Segundo semestre
La leche materna continúa siendo el alimento ideal básico durante todo el segundo semestre. En caso de no poder amamantar hay que seguir las recomendaciones anteriores. En esta etapa se agregan sólidos y es elemental hacerlo en forma paulatina.
Asimismo, es muy importante valorar los antecedentes personales y familiares en relación a alergias alimentarias para decidir la introducción de nuevos alimentos. La progresiva variación en cuanto a sabor, textura, color y presentación es fundamental para que el niño desarrolle correctos hábitos alimenticios. Cada nuevo componente de la dieta debería introducirse en forma individual, con intervalos no menores a cuatro o cinco días. Hay que saber insistir con paciencia y determinación porque es la mejor manera para que el bebé termine aceptando esas "novedades".
Algunos datos que pueden servir a la hora de introducir estos nuevos elementos:
Una vez alcanzados los seis meses puede sustituirse una lactada por el almuerzo. Después de los ocho meses se puede hacer lo mismo con el almuerzo y la cena. Y luego del año de vida se recomienda no consumir más de entre 500 y 600 cc de leche, además de hacer cuatro comidas al día.
Segundo año de vida
A medida que el tiempo transcurre se irá integrando al niño a la alimentación familiar. En esta etapa hay que usar el sentido común: evitar comida chatarra, fritos y grasas animales, por ejemplo. Hay que distribuir 2/3 de la alimentación en cuatro comidas: desayuno, almuerzo, merienda y cena. El tercio restante: leche u otros productos lácteos. La sal a utilizar debe ser poca y fluorada. El pediatra, ante condiciones especiales, podrá indicar si es necesario continuar con hierro medicinal.
La dieta de los más pequeños es su fuente de energía. Además, los alimentos que ingieran tendrán consecuencias a corto, mediano y largo plazo. SUAT recuerda que en los dos primeros años no deben usarse alimentos lácteos descremados. Ante cualquier duda, concurrir al médico que podrá brindar orientación.
Dr. Rafael Decuadro
Pediatra SUAT