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14.10.2010

Consejos médicos

Alimentación en los primeros 2 años

Esta etapa de la vida es fundamental en varios sentidos. En el primer año el niño triplica su peso corporal y dobla el peso de su cerebro; para esto se requieren enormes cantidades de nutrientes. Las pautas o guías que tratan sobre la alimentación en este lapso crucial deben contemplar las particularidades culturales y económicas de cada familia. Las orientaciones que se brindan deben ser tomadas como tales: una guía para padres con recomendaciones generales y aceptadas por la Sociedad Uruguaya de Pediatría. Cada familia tendría que asesorarse en detalle con su pediatra de cabecera; el especialista será el encargado de dar indicaciones precisas teniendo en cuenta la evolución del niño -peso, talla, enfermedades intercurrentes, antecedentes familiares, entre otros-.

Primer semestre

Es de suma importancia entender que la leche materna se constituye como el alimento ideal y excluyente durante todo este período. Además, los bebés deberán recibir Vitamina D, ya que no está presente en la leche materna. Será necesario, principalmente, entre los meses de abril y noviembre porque la vitamina D se sintetiza en la piel expuesta a la luz solar y en estos meses hay menor exposición. Los prematuros y niños de raza negra deberían recibirla todo el año. Asimismo, el hierro será imprescindible porque es un elemento primordial para el crecimiento y desarrollo. Está presente en cantidades insuficientes en la leche materna así que debe administrarse a los niños nacidos de término desde los seis meses y a los prematuros desde los dos meses de vida.

En aquellos casos, muy acotados, en los que no se puede alimentar con el pecho se sugiere, en orden de preferencia, lo siguiente:

  • Leche maternizada (fórmula o "de lata"): leche de vaca modificada para hacerla más parecida a la leche materna. Generalmente está adicionada de hierro y vitamina D. La principal desventaja: el costo.
  • Leche de vaca pasteurizada entera: debe hervirse y adicionarse de azúcar. Los bebés necesitan recibir hierro y vitamina D. Algunas marcas incluyen hierro y el pediatra estará a cargo de determinar si el contenido de este elemento es suficiente.
  • Las condiciones reales que pueden impedir una lactancia materna son contadas con los dedos de una mano. El profesional valorará la indicación de alimentación artificial en cada caso.

    Segundo semestre

    La leche materna continúa siendo el alimento ideal básico durante todo el segundo semestre. En caso de no poder amamantar hay que seguir las recomendaciones anteriores. En esta etapa se agregan sólidos y es elemental hacerlo en forma paulatina.

    Asimismo, es muy importante valorar los antecedentes personales y familiares en relación a alergias alimentarias para decidir la introducción de nuevos alimentos. La progresiva variación en cuanto a sabor, textura, color y presentación es fundamental para que el niño desarrolle correctos hábitos alimenticios. Cada nuevo componente de la dieta debería introducirse en forma individual, con intervalos no menores a cuatro o cinco días. Hay que saber insistir con paciencia y determinación porque es la mejor manera para que el bebé termine aceptando esas "novedades".

    Algunos datos que pueden servir a la hora de introducir estos nuevos elementos:

  • Los purés "salados" deben adicionarse de aceite vegetal -preferiblemente de maíz-, ya que aporta calorías y ácido linoleico -grasa "buena"-. No agregar sal.
  • A los purés de fruta no es necesario añadirles azúcar y/o miel.
  • Cereales: harina de maíz y arroz. Pueden usarse los preparados comerciales de marcas reconocidas.
  • Tubérculos: papas y boniatos. En ambos casos en presentación puré.
  • Verduras: zapallos y zanahorias para combinar con los anteriores.
  • Frutas: manzanas, bananas, peras y duraznos. Es importante que sean sin cáscara ni semillas. No agregar azúcar o miel y ofrecerlas a temperatura ambiente.
  • Carnes: vaca, pollo (sin piel), hígado y pescado (blanco). Si hay antecedentes de alergia -tanto personales como familiares- aplazar el pescado para después del noveno o décimo mes.
  • Cereales con gluten: pan, galletitas y pasta no rellena. Si hay antecedentes familiares de enfermedad celíaca hay que postergar su introducción para luego del noveno o décimo mes.
  • Puré de leguminosas: lentejas, porotos y garbanzos luego del noveno mes.
  • Huevo: la yema tiene que estar bien cocida y puede ser ingerida luego del octavo mes. Hay que introducir un cuarto de yema en el puré y aumentar semanalmente de acuerdo a la tolerancia. La clara se introducirá luego del año.
  • Espinaca y acelga: recién se deben incorporar luego del año de vida. Lo mismo para los tomates y frutillas porque son potencialmente alergénicos.
  • Lácteos: yogur natural y sin aditivos. También quesos pasteurizados, frescos y pobres en sal. Luego del noveno mes: pequeñas cantidades de dulce de leche, flanes y cremas.
  • Bebidas: los niños alimentados con leche materna no requieren otros líquidos excepto bajo condiciones ambientales especiales como las que se viven en el verano. Los que no amamantan requieren agua extra; debe ser hervida y sin agregados. También pueden usarse jugos de frutas a edades adecuadas. Cabe tener en cuenta que no hay que usar bebidas cola o con gas.
  • Una vez alcanzados los seis meses puede sustituirse una lactada por el almuerzo. Después de los ocho meses se puede hacer lo mismo con el almuerzo y la cena. Y luego del año de vida se recomienda no consumir más de entre 500 y 600 cc de leche, además de hacer cuatro comidas al día.

    Segundo año de vida

    A medida que el tiempo transcurre se irá integrando al niño a la alimentación familiar. En esta etapa hay que usar el sentido común: evitar comida chatarra, fritos y grasas animales, por ejemplo. Hay que distribuir 2/3 de la alimentación en cuatro comidas: desayuno, almuerzo, merienda y cena. El tercio restante: leche u otros productos lácteos. La sal a utilizar debe ser poca y fluorada. El pediatra, ante condiciones especiales, podrá indicar si es necesario continuar con hierro medicinal.

    La dieta de los más pequeños es su fuente de energía. Además, los alimentos que ingieran tendrán consecuencias a corto, mediano y largo plazo. SUAT recuerda que en los dos primeros años no deben usarse alimentos lácteos descremados. Ante cualquier duda, concurrir al médico que podrá brindar orientación.

    Dr. Rafael Decuadro

    Pediatra SUAT

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