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25.10.2023

Consejos médicos

Trastorno de las emociones y de la conducta en la enfermedad de Alzheimer

Aunque la enfermedad de Alzheimer (EA) ha sido considerada como un trastorno casi exclusivamente cognitivo -afectación de la memoria-, la mayoría de las personas que la padecen también desarrolla síntomas neuropsiquiátricos (SNP) en algún momento de su evolución.

Estos síntomas se presentan con gran heterogeneidad, variando en forma y severidad de unos individuos a otros; esa variabilidad se encuentra presente incluso en personas con un deterioro cognitivo similar o en el transcurso de la evolución de la enfermedad.

Los estudios demuestran que la frecuencia de los SNP es mucho mayor en las personas con EA o deterioro cognitivo leve en comparación con la población en general. La depresión y la apatía son los síntomas más observados en personas con afectación inicial o prodrómica de la enfermedad; también la agitación verbal y física -muy usual en todas las etapas- que pueden presentarse de manera temprana. A medida que la enfermedad progresa, los delirios, las alucinaciones y la agresión se vuelven más comunes; además, el ritmo vigilia-sueño se altera significativamente en comparación con el envejecimiento normal. La apatía es el SNP más persistente y habitual a lo largo de todas las etapas de la EA.

La evaluación de los síntomas neuropsiquiátricos requiere de una historia minuciosa en la que debe participar, además del paciente, un informante válido -ya sea cuidador y/o familiar-.

En cuanto a las características de los SNP, sobresalen las siguientes:

  • Apatía: constituye uno de los síntomas más frecuentes de la EA, definida como la disminución de la motivación por los menos durante dos semanas. Una persona apática es muy poco expresiva y suele estar ajena a lo que sucede alrededor e incluso en su propio cuerpo -hambre o sed, por ejemplo-.
  • Depresión: en algunas oportunidades es semejante a la que aparece en el adulto joven. Sin embargo, es muy habitual que la presentación en la EA sea diferente, con síntomas atípicos o menos evidentes. Puede suceder que la persona no llore ni se queje, pero sí que se aísle y disminuya su apetito y sueño. A veces los familiares lo describen como alguien que “se va apagando” y perdiendo vitalidad. Puede no referir tristeza, pero sí presentar quejas diversas como dolores inespecíficos o malestar general; suele ocurrir que comienzan a pensar en la muerte y en los que ya no están. En circunstancias en que la persona presenta dificultades para expresarse, los síntomas más relevantes son la irritabilidad llegando incluso hasta la agresividad.
  • Ansiedad: es frecuente que se manifieste de manera esporádica en determinados momentos del día, en alguna situación particular o en estado permanente. La presencia de ansiedad puede originar otros trastornos de la conducta -como el insomnio- o ser consecuencia de otros -depresión-.
  • Irritabilidad: suele acompañar otros SNP. Por lo general, termina desencadenando situaciones de confrontación con las personas más allegadas y con el consiguiente deterioro de las relaciones familiares.
  • Agitación: se la entiende como un estado de aumento de la actividad motor y es uno de los síntomas que generan más problemas en el entorno; puede aparecer como respuesta a alguna provocación o ante alguna frustración.
  • Ideas delirantes: se define como una idea fija e irreductible, y su presencia no puede explicarse por su sistema de creencias o el entorno cultural. Se mantiene con tal certeza que la discusión suele ser inútil y hasta contraproducente. Las más recurrentes son las ideas de: robo, infidelidad, envenenamiento y daño. Por consiguiente, es muy importante identificar si le molestan, le angustian o le son indiferentes.
  • Alucinaciones: percepciones erróneas sin objeto. Consiste en ver, oír, oler o sentir cosas donde no las hay. Ante una alucinación, la persona puede reaccionar de manera muy variable, desde la indiferencia hasta la angustia y el terror.
  • Agresividad: verbal o física, siendo más frecuente la primera.
  • Deambulación: es una variante de la agitación, presenta escasa respuesta a los diversos tratamientos farmacológicos.
  • Trastorno del sueño: causan muchas alteraciones, tanto para la persona afectada como para la familia, constituyéndose como una de las principales causas de sobrecarga del cuidador. Puede ocurrir alteración para iniciar o mantener el sueño; en ocasiones, el sueño es fragmentado y es habitual que se despierten muy temprano y no consigan volver a dormirse.
  • Trastornos en la conducta sexual: puede tener conductas inapropiadas desde el punto de vista sexual, sin respetar normas sociales básicas. Es importante evitar juicios morales sobre estos comportamientos inapropiados que generan situaciones incómodas, lo que requiere del conocimiento y la comprensión de las personas que los rodean.

Dr. Oscar López
Médico de SUAT

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