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11.04.2024

Consejos médicos

Osteoartritis, uno de los principales problemas de salud relacionado con el envejecimiento

Se trata de una enfermedad articular degenerativa crónica, con componente inflamatorio, caracterizada por la progresiva disminución y degeneración del cartílago hialino y del hueso subcondral en asociación con el engrosamiento y la esclerosis de la lámina subcondral, además de la formación de osteofitos en el borde articular, distensión de la cápsula articular y cambios en los tejidos blandos periarticulares.

La osteoartritis o artrosis (OA) es la responsable de la pérdida de hasta tres años de vida saludable convirtiéndose en una de las enfermedades más comunes a nivel mundial en este grupo etario, que comprende a las personas mayores de 65 años, y estableciéndose también en una de las principales causas de discapacidad. Tanto su incidencia como la prevalencia es variable, ya que los criterios diagnósticos utilizados no son homogéneos; sin embargo, todos los estudios concluyen en que es más frecuente en las mujeres.

Igualmente, cabe mencionar que aunque la OA aumenta con la edad, los cambios fisiopatológicos y bioquímicos del cartílago articular envejecido son distintos a los del cartílago artrósico; por ende, existen nonagenarios sin esta enfermedad.

Factores de riesgo

Es una afección multifactorial, por lo cual se mencionan a los que más sobresalen:

  • Edad: sigue siendo uno de los principales con una prevalencia que aumenta a partir de los 50 años.
  • Sexo: existe una mayor prevalencia en mujeres -suele aparecer en cadera, mano y rodilla- tanto por la frecuencia como la severidad.
  • Raza: se han descrito diferencias en los patrones de comportamiento de la OA según las razas en relación con las articulaciones comprometidas.
  • Genética: el componente hereditario de la OA puede llegar hasta el 65 % dependiendo de la articulación. El componente hereditario para esta afección en mano y cadera es más fuerte que el de rodilla.
  • Dieta: si bien hay estudios que asocian a esta enfermedad con niveles séricos bajos o ingesta inadecuada de vitaminas -C, D y K- y selenio, se requieren nuevos estudios para poder afirmar esa relación.
  • Obesidad: tanto el sobrepeso como la obesidad se asocian a esta afección - fundamentalmente, de rodilla-. Aunque la reducción de peso disminuye el riesgo, en este grupo etario es necesario ser muy cauteloso con la pérdida de peso porque el adelgazamiento puede ser perjudicial en otros sentidos.

Presentación clínica, diagnóstico y tratamiento

El dolor es el síntoma que genera mayor consulta. En tanto, el diagnóstico se hace en función de las manifestaciones clínicas y las imágenes principalmente radiológicas.

En cuanto al tratamiento no farmacológico, se cuenta con diferentes alternativas:

  • Actividad física.
  • Dieta adecuada.
  • Control de la obesidad.
  • Bastones y andadores indicados por un médico.
  • Órtesis rígidas o semirrígidas en articulaciones inestables o con anomalías biomecánicas.
  • Plantillas que reduzcan el impacto de la marcha.
  • Uso de calzado adecuado para disminuir micro traumatismos y mitigar el dolor. El calzado debe ser ligero, con cierre ajustable y de suela compacta.
  • Fisioterapia: excepto en la fase inflamatoria de la enfermedad, se encuentra indicada en el resto de las situaciones y modalidades de la OA. El objetivo está dirigido a mantener la función, disminuir el dolor y proteger la articulación.
  • Terapia ocupacional para superar las limitaciones que puedan ocasionar esta enfermedad.

El tratamiento farmacológico está dirigido a calmar el dolor y evitar la progresión de la afección. Para esto, se emplea paracetamol al ser el fármaco de primera elección -pero sin exceder los cuatro gramos por día-. El tramadol, solo o combinado con el paracetamol, puede ser una alternativa de segunda línea para el manejo del dolor, debiendo considerar los efectos colaterales.

Los antiinflamatorios están indicados si se registra algún componente inflamatorio; se tienen que usar por cortos períodos de tiempo y asociarlos con protectores de la acidez gástrica. En la actualidad hay fármacos modificadores de la enfermedad; un grupo de estos se encuentra dirigido a alterar los síntomas y el otro a cambiar las características de los tejidos.

La administración de esteroides intraarticulares deben ser usados con precaución y su ventaja radica en el alivio rápido del dolor. En cuanto a la eficacia, ésta se ha visto asociada a brotes inflamatorios agudos y, generalmente, de compromiso monoarticular.

Osteoartritis y cirugía

En algunas ocasiones es necesario recurrir a técnicas quirúrgicas cuando no es posible controlar los síntomas. En función de la articulación afectada y del paciente, las intervenciones que podrían efectuarse son una artroscopia, una osteotomía, la colocación de una prótesis unicompartimental o de prótesis totales, y una artrodesis.

El pronóstico es bueno para pacientes con OA cuando se ha realizado un reemplazo de la articulación, registrándose tasas de éxito para artroplastia de cadera y rodilla de más del 90 %. Sin embargo, una prótesis articular requiere ser revisada en un plazo de 10 a 15 años después de su implantación, dependiendo del nivel de actividad del adulto mayor.

Por último, es preciso plantear la relación que existe entre las osteoartritis y el riesgo de caídas, aumentando los casos hasta en un 45 % con las consecuencias negativas que éstas conllevan.

Asimismo, se indica que las características evolutivas de la enfermedad se correlacionan con la aparición de síntomas depresivos que deben ser tratados en forma oportuna.

Dr. Oscar López
Médico de SUAT

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