Información de interés


20.06.2023

Consejos médicos

La gripe y su alcance en los adultos mayores

Las infecciones son un problema de salud importante tanto por su morbilidad como por su mortalidad.

La patología infecciosa es la tercera causa de muerte en este grupo etario, después de la cardiovascular y las neoplasias. Además, consiste en una causa frecuente de ingreso hospitalario.

La incidencia de infecciones es mayor en ancianos que en la población más joven. Un diagnóstico precoz y una rápida instauración del tratamiento adecuado disminuyen la tasa de complicaciones. Igualmente, en ocasiones en los ancianos se demora por sus particularidades de presentación: existe una serie de alteraciones asociados al envejecimiento en los diferentes órganos y sistemas que predisponen al organismo a las infecciones.

En tal sentido, se producen cambios en el sistema inmunitario con el envejecimiento, a esto se lo conoce con el término de inmunosenescencia. Además, en los órganos y tejidos hay modificaciones que favorecen la colonización e invasión de microorganismos y a esto se suma la alta prevalencia de múltiples enfermedades (comorbilidad) que aumenta las complicaciones de los procesos infecciosos, empeorando el pronóstico.

Las infecciones en el anciano se presentan con frecuencia en forma atípica. Muchas veces, por ejemplo, no está presente la fiebre; los adultos mayores presentan una menor temperatura corporal y respuesta inflamatoria ante la infección. Por tal motivo, es sumamente necesario estar alerta ante síntomas y signos inespecíficos sugestivos de infección subyacente, tales como: caídas reiteradas, cuadro confusional, deterioro funcional agudo o anorexia.

Gripe

Es una de las causas más habituales de infección respiratoria de vías bajas de etiología viral en ancianos. El 90 % de la mortalidad por gripe se produce en mayores de 65 años y constituye un problema aún más relevante en residencias de ancianos. La sintomatología más frecuente es: fiebre, tos y ruidos respiratorios acompañados en muchas ocasiones por confusión.

Los que desarrollan una enfermedad grave -y que presentan condiciones médicas subyacentes con alto riesgo de complicaciones- o que precisen hospitalización pueden recibir tratamiento con fármacos antigripales.

La medida preventiva más eficaz es la vacunación: su recomendación es unánime en todas las personas mayores de 65 años. Su efectividad dependerá de la edad e inmunocompetencia, y se ha comprobado su efecto en la reducción del riesgo de hospitalización y muerte. La vacuna previene la enfermedad en aproximadamente el 70 y el 90 % de las personas menores de 65 años sanas; en los de mayor edad y no institucionalizados la eficacia varía del 30 al 70 % para prevenir la hospitalización por gripe o neumonía. Entre los ancianos institucionalizados, la efectividad es del 50 al 60 % en cuanto a hospitalización por gripe o neumonía y del 80 % para evitar la muerte.

Vacunación antigripal en Uruguay

Es gratuita y se lleva a cabo en los puestos de vacunación públicos y privados de todo el país, y no es necesario presentar receta médica. El acto vacunal quedará registrado en el sistema informático por lo cual es innecesaria la entrega de sticker o carné. La vacuna antigripal de la temporada 2019 contiene tres cepas inactivadas de virus influenza, formulada según la recomendación de la Organización Mundial de la Salud para este invierno en el hemisferio Sur: A/Michigan/45/2015 (H1N1); A/Brisbane/1/2018 (H3N2); y B/Maryland/15/2016.

Se la sugiere a todas las personas que no presenten contraindicaciones. Está especialmente aconsejada para:

  • Mujeres embarazadas (cualquier etapa del embarazo).
  • Mujeres durante los primeros seis meses postparto.
  • Personal de la Salud, incluidos estudiantes de todas las áreas de la Salud y cuidadores o acompañantes de enfermos.
  • Niños de seis meses a cuatro años de edad inclusive.
  • Personas de 65 años de edad en adelante.
  • Personal de servicios esenciales: policías, bomberos y militares.
  • Personal de avícolas y criaderos de aves de corral.
  • Personas de entre cinco y 64 años con enfermedades crónicas: EPOC y asma moderada a severa, obesidad severa, cardiopatías, diabetes insulino dependiente con enfermedades asociadas.
  • Pacientes inmunocomprometidos: VIH, neoplasias, enfermedades renales o hepáticas crónicas, uso prolongado de fármacos inmunosupresores. Se incluyen las personas convivientes con estos pacientes.
  • Enfermedades hematológicas.
  • Enfermedades neuromusculares severas que impidan un manejo adecuado de las secreciones.

Por otro lado, se encuentra contraindicada en:

  • Menores de seis meses de edad.
  • Personas con alergia comprobada al huevo.
  • Personas con alergia comprobada frente a algún componente de la vacuna (ovoalbúmina, proteínas de pollo, neomicina, formaldehido, oxtocinol 9, tiomersal) o anafilaxia previa a cualquier vacuna de la gripe.

También se deben tomar precauciones en personas con Síndrome de Guillain Barré o que lo hayan padecido en las seis semanas posteriores a la administración de una dosis de vacuna antigripal. En inmunodeprimidos y portadores de trastornos de la coagulación, se aconseja consultar previamente al médico tratante.

En el caso de enfermedad febril en curso, debe postergarse su administración. Y concomitantemente con la vacuna antigripal, puede administrarse la vacuna antineumocóccica a todos los adultos de 65 años o más.

Dr. Oscar López
Médico de SUAT

En SUAT existe una amplia variedad de especialistas para asesorarte en función de todas tus necesidades particulares. Más información ingresando aquí.

Hablar en WhatsApp

Utilizamos cookies para mejorar la experiencia del usuario en nuestra web. Si sigues utilizando este sitio asumiremos que estás de acuerdo. Visite nuestra Política de Cookies.
También puedes consultar nuestra Política de Privacidad.
Aceptar