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Continuando con la serie de artículos destinados a informar a niños y padres sobre la prevención y manejo de las lesiones comunes en la infancia, en esta oportunidad se analizará con detenimiento distintos tipos de heridas.Erosiones y cortes superficialesSe constituyen como unas de las lesiones más comunes en los más pequeños. Por fortuna, la mayoría puede manejarse adecuadamente en domicilio y por parte de los familiares. La apertura traumática de la piel es mínima; puede haber un sangrado leve o en caso de las erosiones se llega a drenar una escasa cantidad de líquido claro. Las posibilidades de producción de este tipo de lesiones son casi infinitas debido a las caídas, roces con ramas y objetos cortantes, manejo de herramientas y utensilios de cocina, entre otros.Lo que se debe hacer es calmar al niño y a su entorno, asegurándole que se trata de lesiones de escasa entidad y que lo van a solucionar juntos. Si hay sangrado será necesario aplicar presión con una gasa, pañuelo o toalla limpia durante unos minutos hasta detenerlo. Puede ser útil elevar el miembro o parte de éste. Es recomendable lavarse bien las manos antes de realizar otras maniobras y no soplar la herida porque se la podría estar infectando con gérmenes. Primero hay que lavar la erosión o herida superficial con abundante agua y jabón, retirar todo cuerpo extraño que sea visible con la ayuda del chorro de la canilla,no refregar o cepillar. Aplicar una crema antiséptica -Sedansil(R)- o antibiótico -Mupax(R)-. Si la lesión es en la cara, manos o pies será fundamental cubrir la zona con gasa; esto también se hace si la herida tiene roce con la ropa. Este punto es de especial importancia en verano por la presencia de moscas.La mayoría de las veces habrá que realizar uno o dos cambios de curación, separados por un período de entre 12 y 24 horas. Una vez que la herida está seca hay que dejarla al aire libre y lavarla con agua y jabón.